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21 de enero de 2008

MIRINDA vs. CRYSTAL-PEPSI


Por culminar un día prolífico en muchos sentidos, también en cuanto a productividad bloguera (lo único bueno que tiene no ir a comer a casita), quisiera rendir homenaje a un refresco maltratado e incomprendido ya no por este país, sino en general, por la especie humana.

Incluso los lectores más wookies comprenderán que me refiero a la Crystal Pepsi. Este refresco fué posterior a la Mirinda, en varios años incluso, pero sin duda goza de menor predicamiento en nuestra memoria. Ello responde a mil razones, entre las que cabría mencionar que ese refresco empalagoso e infame que en los tardo-setentas y principios de los 80 respondía al nombre de "Mirinda" se comercializó unos poquitos años más antes de emigrar definitivamente al tercer mundo, del que nunca más salió. Porque en los últimos 20 años un servidor solo ha tenido el gusto de reencontrarse con un botellín de Mirinda (naranja) en Tunez y en Caracas. Además, el envase era peculiar, una botella cuasi-cónica de cristal grueso y bastorro de superficie ondulada. Eso me lleva a sospechar que seguramente la Conferencia Episcopal tuvo algo que ver en el fracaso de Mirinda, viendo los pecaminosos usos que dicho envase pudiera estar sugiriendo. Vehículo de la tentación: Humm... Publicistas de Mirinda, ahí estuvísteis lentos.

Sin embargo pocos recordamos a la Crystal Pepsi.
Sí, quizás tú si te acuerdas.
Pero tío, eres raro...
Eres muy raro, tío.

La Crystal Pepsi, ese refresco de cola transparente y cristalino (cristalino, ¿lo pillas?) que no se aguantó en los lineales europeos más que dos puñeteros meses en el verano de un impreciso año allá a mediados de los ochenta. Sin duda en la era post-naranjito. Ese cítrico nos cambió, amigos. ¡Ese cítrico!

Los descreídos de siempre me han llegado a negar la existencia de la Crystal; Aducen que seguramente lo soñé, que algo así nunca se lanzó al mercado.

Pues aquí tenéis la foto.
¿Ahora qué, eh? ¡Cucurbitáceos!