“Cuando tu única herramienta es un martillo,
cualquier problema te parece un clavo.”
Anteayer me tomé un expresso en un barecito próximo a la oficina. Como yo no tenía lectura y el establecimiento no tenía puesto el reggaeton en el hilo musical, confluyeron las condiciones objetivas básicas y necesarias para que me diera por pensar sobre cualquier bobada. Divagando, por supuesto. Como en la actualidad soy el intelectual más fino y perspicaz de este gran país llamado Eurasia, mientras deglutía aquel oscuro e infecto brebaje me vino a la memoria esta frase de Mark Twain que ahora no sé si señalo ut supra con el debido rigor literal. Aunque eso es lo de menos. La cuestión es que pensando pensando llegué solito a ciertas conclusiones: De entrada siempre es bueno atesorar una caja grande de herramientas. Otra recomendación bastante acertada es hallar la manera de no tener nunca problemas. La alternativa óptima pasaría por hacerse con una caja grande de herramientas, color azul oscuro y con asas negras metálicas –si los fontaneros de toda la vida han usado este modelo será por algo- y encima saber evadirse de cualquier dificultad que la adversidad ponga a nuestro paso. Con ello no solo se vive mejor, sino que a la postre puede uno introducirse con holgadas garantías en el inabarcable mundo del bricolaje. Que no es poco.
Pero si no quieres llegar tan lejos, ¿ya dispones de una llave inglesa?
Pero si no quieres llegar tan lejos, ¿ya dispones de una llave inglesa?
1 comentario:
Es del todo innecesario aclarar que este artículo no es sino un vulgar pretexto para reproducir una cita que me gusta de un tipo que me cae bien.
Si fuera mía, la dedicaría. Pero me contendré, que luego viene Ano Nimo y no perdona...
Publicar un comentario